lunes, 30 de junio de 2008

Ya no soy el que creías, Josefina


Ya no soy el que creías, Josefina.
Aquel muchachito hechizado
por los artilugios de tus sopas de domingo.
El que se comía los cuentos
de la cigüeña y el mohán.
No, Josefina, ya no soy de esos.
Ahora soy un letrado troglodita
que busca en los densos libros
lo que alguna vez me dieron tus caldos.

Y ahora que te necesito, camino
por las calles polvorientas de tu pueblo
-protegiéndome del Sol aplastante-
para entrar en el trance de tu compañía.
Mas te dejo una advertencia pecaminosa:
ya no soy el que viste,
quien creías,
Josefina.

Ya no busco esconderme en polleras
ni cantar rondas bajo la luna,
ni jugar al escondite por los pasillos de la casa.
Sólo te busco a tí, Josefina:
regálame el artificio que alguna vez
me revelaste en la inocente infancia.

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